Apenas tardé unos minutos en llegar a casa de Tara. Tenía la camiseta adherida a la piel y las mejillas coloradas después de mi primorosa carrera; estaba jadeante, casi agonizando por la falta de aire. El oxigeno entraba en mis pulmones demasiado despacio, y todo aquel esfuerzo de más me estaba matando, aguijoneando mis costillas (allí donde mis malogrados pulmones terminaban) y aún así, por primera vez en estos últimos meses, me sentía viva.
lunes, 11 de junio de 2012
capítulo 12: El principio del principio
Apenas tardé unos minutos en llegar a casa de Tara. Tenía la camiseta adherida a la piel y las mejillas coloradas después de mi primorosa carrera; estaba jadeante, casi agonizando por la falta de aire. El oxigeno entraba en mis pulmones demasiado despacio, y todo aquel esfuerzo de más me estaba matando, aguijoneando mis costillas (allí donde mis malogrados pulmones terminaban) y aún así, por primera vez en estos últimos meses, me sentía viva.
domingo, 10 de junio de 2012
Capitulo 11: Busqueda y captura.
Después de tanto tiempo esperando a oir esas palabras de su boca, Stephan se fue para no volver. No ha habido un solo día en el que no haya pensado en el desde que, por mi culpa, él se separó de mi.
La soledad me había llenado por completo y me había avandonado totalmente. Hacía todo lo posible por que mis padres no notaran nada. Mis notas habian bajado pero iba aprovando poco a poco. Me volcaba de lleno en la lectura y la palabra escrita y la unica compañia que frecuntaba era la de Keyla.
Recordaba a Stephan con cariño. Como un chico amable de ojos pardos, tal vez mas verdes que castaños, pelo rubio largo y normalmente humedo. Todo me recordaba a él, a su sonrisa, a sus labios... No era capaz de sacarmelo de la cabeza, él era en lo primero que pensaba al levantarme y en lo último que pasaba por mi cabeza al acostarme. Él era mi vida y al desaparecer e la había llevado consigo dejandome bacía.
Me vestí con unos vaqueros grises y una camisa negra y me dispuse a salir de casa, acariciando el colgante que me había dado Stephan. Mi hermano me cortó el paso en la puerta.
- ¿A dónde crees que vas?
- ¿Desde cuando te importa a donde yo vaya? -le conteste.- Necesito aire, si me buscas creo que ire cerca del lago del parque.
- Vale, te acompaño. -propuso.
- No, ni de coña. No soy una cría, se cuidarme sola. -conteste con tono cortante- Ahora si me permites.
Mi hermano se quito de en medio con los ojos muy abiertos. Cogi mi paraguas, una chaqueta y salí por la puerta principal.
No se durante cuanto tiempo caminé esperando alguna señal del colgante pero cuando levante la vista del suelo lo unico con lo que me encontre fue con una extensa laguna y un banco frente a la misma. Me senté, desesperada. No sabía porque había pensado que aquella vez iba a ser la definitiva, pero ya daba igual.
Suspiré profundamente. Recordaba que cerca de Stephan el agua brillaba con luz propia, resultaba precioso, un espectaculo inolvidable.
Alce la cabeza para mirar el cielo, en un acto reflejo. Algo piaba de forma estridente, resultaba casi insoportable, comosi quisiera llamar mi atencion.
Eran pajaros, pájaros enormes de vivos colores, tan grandes que un humano podría montar en ellos. Volaban en circulos sobre la zona del lago. Me pusé en pie y uno aterrizo justo en frente de mi.
- Pa... Pájarito bueno... -el ave, de color rojo me miró con sus ojos brillantes.- No... no soy comida, ¿me entiendes? -"es un pájaro estupida, no te entiende" pensé al instante.
Probe a acercarme. Este no se movió. Le di unas palmaditas en el pico y fui subiendo hasta su plumaje, suabe y agradable. El pájaro continuó sin moverse. Cerré los bolsillos de mi pantalon, me ajuste bien la chaqueta y pasé un pie por su lomo.
En cuante me hube sentado el ave comenzo a volar. Grité asustada, agarrandome por su cuello. A los lados de su cuerpo las alas se batían con mucha fuerza.
Poco a poco me fui incorporando. Resultaba muy agradable. La brisa me daba en la cara y agitaba mi cabello. Me hizo sentir libre.
El pájaro aterrizo de forma brusca, consiguiendo que casi me callera. Baje del animal y miré a mi alrededor. Suelos de piedra, paredes con gravados, pero todo bacío. El aire era gélido y el panorama prácticamente desolador. Allí no habia nada. Nada de nada. Pero reconocería aquel lugar en cualquier parte. Era la ciudad de Stephan, tal y como la recordaba.
Mi móvil pitó un par de veces y lo saque del bolsillo. Tenía un mensaje de Keila.
"Hoy insti. ¿Seguims luego cn l busqueda?" Leí el telefono.
sábado, 9 de junio de 2012
Capítulo 10: El primer amanecer (o no)
"-No se lo digáis a ella-Riley pasó su mano por su pelo y tiritando se apartó a un lado- es mejor así...
De pronto sus ojos se toparon con los míos que asustados, apartaban la mirada una y otra vez de él, sin saber muy bien dónde colocarse o cómo reaccionar.
Riley se acercó a mí, aún temblando, lentamente intentando no asustarme "como un cazador se acerca a su presa" pensé.
Di un paso atrás sin saber si salir corriendo o no.
Me desplomé en el suelo, rendida y temblorosa, sin saber bien qué había visto y qué no debía saber. ¿De quién más podría estar hablando Riley?¿Qué era lo que yo no podía saber?
-Key...- se había acercado a mí y me acunaba con sus brazos, frío y fuertes- lo siento...
Me aparté un poco de él, aún así, no evité que me acariciase el rostro.
-¿Estabas congelando a esa chica?- pregunté confundida y enfadada. Señalé a una chica morena, que luego supe se llamaba Tara, que lloraba abrazada a Stephen.
-No, yo...
-¿Tú?
Le miré a los ojos para descubrir con orgullo herido dolor en ellos. Supe que Riley me ocultaba demasiadas cosas, que algo dentro de él no iba bien y que él no podía (o no quería) que yo formase parte de esto.
Me aparté de él, y me levanté del suelo. Quería consolarlo, alejarlo de mi vida, no volver a verle, protegerme en sus brazos, matarlo, quererle... Un torbellino de emociones me embargaba por dentro, y mientras, él, callaba, tan frío como de costumbre.
Di media vuelta, dolida (no sabía si por el dolor que brillaba en sus ojos, por la angustia de no saber que estaba pasando o por el miedo que recién me invadía. ¿Así era el amor?¿Así de destructivo?)
-Key...- Riley agarró mi cintura y me obligó a girarme- perdóname.
Me miraba a los ojos, con las lágrimas agolpadas en ellos. Estaba haciendo un esfuerzo terrible por no llorar, mientras mis lágrimas de impotencia recorrían mis mejillas sonrosadas.
Me acerqué a él lentamente y presioné mis labios contra los suyos.
Un escalofrío recorrió mi cuerpo como cada vez que nos besábamos, mientras él me apretaba contra sí con más intensidad y más fuerza, como si temiese no poder retenerme.
Cuando me separé de él, Riley lloraba y yo, a mi vez, que no entendía absolutamente nada lloraba por él.
-¿Qué te pasa?- le pregunté con una ansiosa voz temblorosa- Riley...
Él calló mis palabras con un beso suave y sincero.
-Te quiero...- me susurró apoyando su frente contra la mía...
...Después me lanzó una última mirada angustiada y salió corriendo hacia el bosque, en dirección opuesta a mí"
Hacía dos meses de aquello... dos meses sin Riley...
Me levanté de la cama en ese estado de semiinconsciencia que mantenía el dolor a raya, en ese letargo que a lo largo de los meses se había ido apoderando de mí. Me vestí como una autómata.
Me acerqué a la mesa de estudio en la cual se habían ido amontonándo los deberes y trabajos pendientes que ya no haría nunca. Iba a perder el curso, pero no me importaba.
Abrí el primer cajón y cogí entre mis manos los trozos de lo que hacía apenas unos meses había sido la rosa más hermosa que yo nunca jamás ví. La única prueba de que Riley era real, y se había marchado.
Recordé con lágrimas en los ojos lo que me dijo la segunda vez que nos vimos, cuando la rosa me guió por vez primera:"No te entristezcas, la rosa te guiará hasta mí. ¿No ves que forma parte de mi esencia?, allá donde este me encontrará, y tú vendrás a buscarme. Sé que no me dejarás solo Key, no estés triste. Aún nos queda tiempo..."
El tiempo se había acabado, y si la rosa se había roto, Riley... ¿Qué había sido de él?¿Seguiría vivo?... La mera idea de pensar que no volvería a verlo me ahogaba...¿Cómo iba a vivir sin él? No podía, el mundo sin Riley había dejado de tener sentido...
Mi madre subió las escaleras y entró en mi cuarto. Era una mujer guapa a su modo, tenía los ojos pardos y el pelo rizado, pero, lo que más atractiva le hacía era su perenne sonrisa.
Me encontró acurrucada en el suelo, con los fragmentos de la rosa aún en la mano.
-¡Deja eso!- me gritó mi madre preocupada, esparciendo los trocitos de hielo por el suelo. Aquello me sacó de mi negro mundo por un instante.
-¡Oh!- sólo acerté a decir...
Por un instante fui consciente de lo que vio mi madre.
Una chica que apenas comía, que se había consumido por la pena, que no hablaba con nadie (nadie que no fuese Tara) y que tenía en la mano trozos de lo que perfectamente podría ser un vaso roto entre sus manos. Una chica a punto de suicidarse...
Cogí con disimulo un trozo de hielo (que sorprendentemente no se derretía) y lo guardé en el bolsillo del pantalón. Después me concentré en las palabras de mi madre, que parecía preocupada.
¿Tanto me había abandonado realmente? Sabía cual era la respuesta y que, por mi bien y el de mi familia, tendría que fingir que todo iba bien (o al menos que no iba demasiado mal).
-...Antes no eras así Keyla, ¿qué ha pasado?, ni siquiera es por Cindy. Nos tienes preocupados, a todos, incluso a ella. ¿Qué ha pasado?...- me miró a los ojos con tanta intensidad que por un momento evocó a Riley. Lo sentí ahí contigo- Háblame.
Confundida (como siempre últimamente), me abracé a mi madre. Ella me acunó entre sus brazo, apartándome el pelo de la cara.
-Todo va a ir bien mamá- le prometí, sin creerme las palabras que salían de mi boca- lo prometo.
Esbocé una sonrisa, lo cual pareció calmar un poco a mi madre. Después me levanté del suelo, y haciendo una mueca (que intentaba ser alegre), le dije que tenía que irme a buscar a Tara, para ir al instituto.
Mi madre no se molestó en decirme nada, aunque supuse que sabía que no iba a pasarme por instituto alguno. Tenía que cambiar también eso... Así que haciendo un enorme esfuerzo, le mandé un mensaje a Tara al móvil:
"Hoy insti. ¿Seguims luego cn l busqueda?" Aquello me partía el corazón, abandonar a Riley aunque fuese sólo por un instante, pero, ¿acaso no era justo para todos los que me querían que me mantuviese viva? suponía que sí (quería creer que sí)
La respuesta de Tara no se hizo esperar, por eso, a pesar de mis esfuerzos supe que aquel día no iría al instituto:
"Creo q no hace falta... Ls he encontrado"